Había una vez un “dónde” que quiso ser un “quién”.
Yo se que un “quién” puede tener muchos “dónde”, espacios mentales en los que guardar todo lo que existe o existirá, en los que se puede cambiar la historia, en los que uno se puede refugiar.
Lugares de reflexión; lugares de protesta.
Sitios donde hacer gamberradas o poesía.
Las galerías de mi mollera son finitas de límite infinito.
Y algunos de esos mis espacios incluso tienen nombre, incluso han llegado a ser “quién”.
De rara retina.
La chica más maja se llama muerte.
El elefante zombie.
De mayor seré ciudad-estado.
Ciudad distopía.
Les dejo que se expresen y cuenten sus historias. Porque, al fin y al cabo, soy yo.
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